La industria maquiladora se caracteriza por ser un proceso de ensamblado
de partes de un producto industrial, cuyos insumos se importan y cuya
producción se exporta en la mayoría de las ramas, para ser integrado
posteriormente a un producto final.
En sus comienzos, las industrias se instalaron en la zona de frontera,
al norte de México (Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila y Tamaulipas)
con el propósito de beneficiarse por el contacto con sus vecinos,
principalmente proveedores de insumos y a su vez, mercado consumidor. En los
últimos años se produjo la desconcentración territorial de esta industria y su
desplazamiento de la frontera al interior del país (Aguascalientes, Puebla,
Zacatecas, Yucatán y el Estado de México). La modificación espacial se debió: a
un nuevo modelo económico y liberación creciente de la economía mundial y por
las estrategias empresariales en busca de regiones con menores costos para
acceder a los mercados externos. El nuevo modelo de organización se manifestó
en 3 aspectos:
· Introducción de nueva tecnología
· Nuevas formas de organización de la
producción.
· Nuevas relaciones laborales.
Otro factor condicionante de la nueva localización maquiladora está
relacionado con las innovaciones tecnológicas en materia de transporte y
comunicación, lo que permite la fragmentación productiva.
La maquila se convierte, a
partir de los años ochenta, en uno de los ejes que sostiene a este nuevo modelo
de desarrollo: es la actividad productiva más dinámica de la economía nacional,
la que registra la más alta tasa de crecimiento, la mayor generadora de empleos
productivos, la responsable de una parte considerable de la exportación
manufacturera y al dispersarse por el territorio va a conformar una nueva geografía
industrial en México.
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